El 80% de los estudiantes argentinos sueña con la universidad, pero menos de la mitad llega

En Argentina, cada año miles de estudiantes de secundaria finalizan sus estudios llenos de aspiraciones y sueños de un futuro mejor, donde la educación superior se presenta como una de las metas más deseadas. Sin embargo, pese a que 8 de cada 10 jóvenes tienen la intención de seguir estudiando, las estadísticas muestran que solo una fracción logra concretar este objetivo. Según un reciente informe del Observatorio Argentinos por la Educación, menos de la mitad de estos estudiantes accede a la universidad, y son diversas las razones que explican esta realidad.

Este artículo explora los desafíos y obstáculos que enfrentan los estudiantes en su camino hacia la educación superior. Factores socioeconómicos, presiones laborales y desventajas educativas afectan especialmente a aquellos jóvenes de sectores menos favorecidos, limitando sus oportunidades. Al mismo tiempo, analizaremos posibles soluciones y estrategias de equidad educativa que podrían hacer una diferencia, permitiendo a todos los jóvenes argentinos alcanzar su potencial.

Las aspiraciones de los estudiantes de secundaria en Argentina

Los estudiantes de último año de secundaria en Argentina tienen grandes esperanzas de seguir estudiando, pero menos de la mitad de ellos logra alcanzar sus metas académicas, según un estudio del Observatorio Argentinos por la Educación, basado en la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

Intenciones de estudio y trabajo

Este informe señala que “el 33% de los estudiantes de último año de secundaria desea dedicarse únicamente a estudiar; mientras que el 52% tiene la intención de estudiar y trabajar”. Los resultados indican que cerca del 85%, es decir, aproximadamente 8 de cada 10 estudiantes de secundaria, tienen el objetivo de acceder a educación superior o universitaria. No obstante, el estudio revela que de un 74% de los jóvenes de 19 a 25 años que han terminado el colegio, “un 25% se ocupa solo en estudiar y un 13% combina trabajo y estudio”. En otras palabras, solo un 38% logra continuar con su formación académica, lo que equivale, aproximadamente, a 4 de cada 10 jóvenes.

Desafíos para cumplir con las aspiraciones educativas

¿Qué causa esta discrepancia entre las aspiraciones de los jóvenes y lo que realmente ocurre? Martín Nistal, coordinador de investigación del Observatorio Argentinos por la Educación y uno de los autores del informe, opina que “la mayoría de los estudiantes considera que la educación es una vía para avanzar, lo cual es un aspecto crucial que debemos seguir impulsando. El problema surge cuando se enfrenta a la realidad, donde solo el 38% de los alumnos consigue acceder a la educación superior, y aquí las necesidades de los estudiantes juegan un papel fundamental”, comentó en una entrevista con CNN.

La influencia del contexto socioeconómico

Según los resultados del informe, “entre los jóvenes de los grupos socioeconómicos más altos, hay una mayor cantidad que consigue seguir estudiando después de la secundaria”. Este porcentaje es del 51% en el decil más adinerado. Por otro lado, en los grupos socioeconómicos más bajos, la cifra baja al 21%, de acuerdo con el estudio.

La desigualdad en la educación y posibles soluciones

¿Qué se puede llevar a cabo para disminuir la diferencia entre lo que se espera y lo que realmente sucede? Guillermina Tiramonti, especialista en Educación y Sociedad por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO Argentina), afirma que el aspecto económico y sociocultural de los estudiantes impacta “enormemente” en su calidad de aprendizaje. Asegura que “los niños que provienen de sectores más vulnerables o de niveles socioculturales más bajos poseen un capital cultural que a menudo está desconectado de los objetivos curriculares de la educación secundaria y universitaria”.

La necesidad de una educación equitativa

La experta en educación sugiere una posible solución para disminuir la desigualdad: “Es importante considerar las diferencias culturales entre los estudiantes de diversas clases económicas y sociales y centrarse en lo que necesita la educación. La escuela debe proporcionar las mismas herramientas de aprendizaje tanto a los grupos más desfavorecidos como a los más privilegiados. La educación está en constante cambio y es fundamental capacitar a todos de manera equitativa”.

La educación como motor de desarrollo personal

Sobre este tema, Laura Lewin, capacitadora docente y autora, opina de manera clara: “Considero que las presiones económicas actuales pueden hacer que los jóvenes pongan el trabajo antes que el estudio para ayudar a sus familias. Sin embargo, no pienso que esto sea algo definitivo. La capacidad de recuperación y la motivación de cada individuo pueden ser esenciales para superar estas dificultades. Es crucial que los chicos comprendan que estudiar para aprender es una muestra de amor y responsabilidad hacia su ‘yo futuro’, preparándolos para lograr ser la mejor versión de sí mismos. Sin duda, la educación puede ofrecer una solución significativa a los jóvenes con menos recursos. Ese es el verdadero poder de la educación.”