Cómo aprovechar los 3 tipos de memoria para mejorar en tus estudios

La memoria es el mecanismo que nos permite retener y evocar aquello que hemos aprendido, vivido o investigado. Por lo tanto, comprender mejor la relación entre el aprendizaje y la memoria nos permitirá diseñar estrategias de estudio más efectivas. En este texto, exploraremos los distintos tipos de memoria y cómo aprovecharlos para mejorar nuestro rendimiento académico.

El proceso de la memoria y los tipos de memoria

El cerebro procesa la información a través de un conjunto de pasos coordinados. Primero, los sentidos captan y reciben los datos. Luego, el cerebro codifica y organiza esa información para su posterior uso. A continuación, la información codificada se almacena en el cerebro, formando conexiones neuronales. Cuanto más se refuerzan esas conexiones, más rápido se recupera la información. El tipo de aprendizaje que empleamos desempeña un papel fundamental en la creación de estas vías neuronales. Por lo tanto, conocer nuestro propio estilo de aprendizaje nos permite estudiar y adquirir conocimientos de manera más eficiente.

Existen tres formas fundamentales en que las personas aprendemos y recordamos información: visual, auditiva y kinestésica. Identificar nuestro estilo de aprendizaje predominante nos ayudará a desarrollar métodos de estudio más efectivos, lo que a su vez mejorará nuestro desempeño y logros.

  1. Aprendizaje a través de la imagen

Algunas personas aprenden mejor cuando pueden ver la información en forma de imágenes, diagramas o videos. Estos estudiantes, que representan aproximadamente el 65% de la población, suelen asimilar mejor los conocimientos cuando se les presenta el contenido de manera visual, como con gráficos, esquemas y colores. Este estilo de aprendizaje, basado en la visualización, les permite procesar y retener la información de manera más eficaz.

La manera más efectiva de aprender para estas personas es organizar sus ideas mediante listas y esquemas, resaltar conceptos clave con distintos colores, transformar información oral en notas visuales, y estudiar usando gráficos, diagramas, imágenes y presentaciones.

  1. Aprender auditivamente

Este tipo de memoria se basa en utilizar las señales sonoras para adquirir conocimientos. El aprendizaje auditivo no se limita a escuchar y entender el lenguaje hablado, sino que implica hacerlo con un alto grado de precisión y eficiencia. Alrededor del 30% de los estudiantes tienen este tipo de memoria predominante, y suelen reforzar su aprendizaje escuchando, hablando y asistiendo a charlas o conferencias.

Algunas estrategias de aprendizaje efectivas que pueden utilizar estas personas incluyen sesiones de preguntas y respuestas, participación en discusiones y grupos de debate. También les resulta útil grabar las lecciones para escucharlas durante el estudio, o emplear técnicas mnemotécnicas como la repetición, la lectura en voz alta, la rima o la música, que ayudan a mejorar la retención de la información.

  1. La memoria cinestésica. Esta se basa en el aprendizaje a través de la acción. Aunque solo el 5% de los estudiantes tienen este estilo predominante, quienes lo poseen aprenden mejor mediante la práctica, el movimiento y la experiencia directa, ya que esto les permite retener la información a largo plazo.

En esta situación, las estrategias de aprendizaje más efectivas son aquellas que implican una participación activa, como construir modelos a escala, realizar experimentos de laboratorio o diseñar prototipos. Además, les resulta útil tomar breves descansos para moverse, estudiar mientras caminan y tomar notas a mano, manteniendo así sus manos ocupadas.

Estudia de manera más efectiva: 7 trucos para mejorar tu aprendizaje

Nunca es muy tarde para desarrollar buenos hábitos de estudio y mejorar tus calificaciones. Si deseas aprender a estudiar de manera eficaz y veloz, te compartimos estos 7 consejos que te ayudarán a conseguirlo:

1. Establece un entorno de estudio favorable y mantén una rutina Encuentra un lugar adecuado, ya sea en casa o en la biblioteca, y fija un horario regular que se adapte a tus necesidades. Sin embargo, ten en cuenta que estudiar demasiado tarde puede ser perjudicial, ya que el cansancio impedirá que retengas la información eficazmente. Asegúrate de que tu espacio de estudio sea un lugar tranquilo, cómodo y libre de distracciones para optimizar tu aprendizaje.

2. Organizar tus estudios es clave. Planificar tus sesiones de estudio y usar tu tiempo con eficacia son indispensables para que tus horas de estudio sean provechosas. Establecer un plan de estudios y fijar metas alcanzables hará que incrementes tanto tu ritmo de aprendizaje como tu motivación. Usar un calendario, establecer objetivos diarios y crear listas de tareas semanales y antes de cada sesión de estudio son técnicas muy útiles para gestionar tu tiempo de manera productiva.

3. Despeja tu espacio de trabajo. Mantener un entorno libre de distracciones es clave para aprovechar al máximo tus sesiones de estudio. Encuentra un lugar tranquilo, guarda tu teléfono y organiza tu escritorio, dejando únicamente lo necesario para tus tareas académicas. Antes de comenzar, tómate unos minutos para cerrar los ojos y despejar tu mente. Aunque parezca inusual, este breve momento de serenidad te ayudará a crear el espacio mental adecuado para concentrarte en lo que tienes que hacer.

4. Encuentra tu forma preferida de adquirir conocimientos. La mayoría de las personas se sienten más a gusto y aprenden con mayor facilidad utilizando un determinado estilo de aprendizaje. Cada uno de estos estilos se relaciona con técnicas de estudio específicas. Por ejemplo, los alumnos que aprenden mejor a través del sentido del oído suelen preferir escuchar la información. En estos casos, te recomendamos leer tus apuntes en voz alta, discutir los temas con otros o grabar las clases para reproducirlas después.

5. Hacer un repaso semanal te ayudará a interiorizar y recordar mejor los conceptos estudiados. Puedes crear tus propios materiales de estudio, como preguntas clave y tarjetas de memoria, lo que te permitirá aprender los contenidos en dos ocasiones: cuando los prepares y cuando los uses para repasar. Además, elaborar cuestionarios te ayudará a identificar tus fortalezas y debilidades, para así poder enfocar mejor tu estudio.

6. Recuerda tomar breves pausas durante tus sesiones de estudio, especialmente cuando sientas agotamiento o frustración. Trabajar sin descanso puede afectar negativamente tu rendimiento. Al tomarte un descanso, asegúrate de alejarte por completo del área de trabajo. Incluso una corta caminata puede ayudarte a despejar tu mente y, sorprendentemente, facilitar la solución de problemas que antes parecían insolubles.